RICARDO MIRÓ – POEMAS PANAMEÑO.
GRAN POETA, ESCRITOR Y DIPLOMÁTICO.
Le ofrecemo los poemas de Ricardo Miró, quien fue un gran poeta de Panamá. Nació el 5 de noviembre de 1883 en Ciudad de Panamá y falleció el 2 de marzo de 1940. Perdió a su padre cuando aún era niño y a los 15 años fue a Bogota; pero tuvo que regresar a su tierra natal debido a la Guerra de los Mil Días en 1899.
Trabajó durante 10 años en El Heraldo del Istmo donde publicó sus primeros versos. Se casó son Isabel Grimaldo en 1906 , fundando al año siguiente la revista Nuevos Ritos. En 1908 se vuelve cónsul de Barcelona.
Si gusta saber más de él lo puede hacer aquí: R. Miró.
POEMAS DE AMOR DE RICARDO MIRÓ.
TUS OJOS
¿El lago?… ¡Nunca!… El lago no pudiera
competir con tus ojos soñadores.
Tus ojos tienen sombras y fulgores:
Son dos lagos al tiempo que una hoguera.
¿El mar?… ¡Tampoco!… El mar tiene ribera
que se llena de pájaros y flores,
y en tus divinos ojos turbadores
se fatiga volando la Quimera…
¿El cielo?… acaso el cielo, por ser cielo,
se atreviera un momento, envanecido,
a asomarse a tus ojos con recelo;
y, ante tus ojos diáfanos y bellos,
vería el mismo cielo, sorprendido,
que falta cielo para verse en ellos.
OTROS POEMAS DE RICARDO MIRÓ.
PATRIA.
¡Oh Patria tan pequeña, tendida sobre un Istmo
en donde es más claro el cielo y más brillante el sol,
En mi resuena toda tu música, lo mismo
que el mar en la pequeña celda del caracol!
Revuelvo la mirada y a veces siento espanto
cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar…
¡quizás nunca supiera que te quería tanto
si el Hado no dispone que atravesara el mar!
La Patria es el recuerdo… pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor
La Patria son los viejos senderos retorcidos
que el pie desde la infancia sin tregua recorrió
en donde son los árboles, antiguos conocidos
que al paso nos conversan de un tiempo que pasó
En vez de esas soberbias torres con áurea flecha,
en donde un sol cansado se viene a desmayar,
dejadme el viejo tronco, donde escribí una fecha
donde he robado un beso , donde aprendí a soñar
¡Oh, mis vetustas torres, queridas y lejanas
yo siento la nostalgia de vuestro repicar!
he visto muchas torres, oí muchas campanas,
pero ninguna supo. ¡torres mías lejanas!
cantar como vosotras, cantar y sollozar.
La Patria es el recuerdo… pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor
¡Oh Patria tan pequeña que cabes toda entera
debajo de la sombra de nuestro pabellón
quizás fuiste tan chica para que yo pudiera,
llevarte pordoquiera dentro del corazón!
LA ÚLTIMA GAVIOTA.
Como una franja temblorosa, rota
del manto de la tarde, en raudo vuelo
se esfuma la bandada por el cielo
buscando, acaso, una ribera ignota.
Detrás, muy lejos, sigue una gaviota
que con creciente y pertinaz anhelo
va de la soledad rasgando el velo
por alcanzar la banda ya remota.
De la tarde surgió la casta estrella,
y halló siempre volando a la olvidada,
de la rauda patrulla tras la huella.
Historia de mi vida compendiada,
porque yo soy, cual la gaviota aquella,
ave dejada atrás por la bandada.
POEMA DEL RUISEÑOR.
Desde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido…
Ya ves qué casto amor tan sin fortuna…
Y eso que el ruiseñor, en su descuido
puede llegar volando hasta la luna.
Envuelto entre la luz embrujadora
da al viento el ruiseñor, todas las galas
que en su garganta mágica atesora;
y la Luna se vuelve toda escalas
de seda y luz…(La luna dizque ignora
que su dulce cantor tiene dos alas…)
Calla el agua en los claros surtidores
se aduermen los arroyos cristalinos
y se despiertan a escuchar las flores…
Astro y pájaro, a un tiempo, están divinos…
Y ella baja hasta él vuelta fulgores,
y él asciende hasta ella vuelto trinos…
LLeno de sombra y de quietud, como una
pupila abierta al cielo indiferente,
un retazo perdido de laguna
sueña en la fronda del jardín… Presiente
la pálida belleza de la luna
aquel espejo claro y transparente.
El ruiseñor solloza dolorido
envuelto entre la luz embrujadora
cuando calla de pronto, sorprendido,
porque desde la rama en donde llora
advierte que la luna se ha caído
y flota sobre el agua onduladora.
Calla el agua en los claros surtidores,
se aduermen los arroyos cristalinos
y se despiertan a escuchar las flores…
Luna y pájaro, a un tiempo, están divinos…
Y ella asciende hasta él vuelta fulgores,
y él desciende hasta ella vuelto trinos.
El pájaro suplica, impreca y canta
mientras se multiplica a maravilla
la flauta de su eglógica garganta…
Y salta alegre al ver cómo se humilla
la Luna que corriendo tras su planta
se viene sobre el agua hasta la orilla…
Ante el dulce deliquio que le miente
la luna, riendo del cristal del lago,
loco de amor el ruiseñor se siente,
y respondiendo al amoroso halago,
hunde el pico en el agua transparente
y se bebe la luna trago a trago.
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