MANUEL ACUÑA POEMAS – MEXICANO
MANUEL ACUÑA NARRO.
Los poemas de Manuel Acuña encierran un misterio, un conocimineto y un gran corazón. Fue un gran poeta mejicano, así como excelente escritor. Fue admirado por José Martí, quien lamento no haberlo conocido. Fundó la sociedad Literaria Nezahualcóyotl. Nació el 27 de agosto de 1849, en la ciudad de Saltillo, estado de Coahuila. Partió de este mundo en la ciudad de México el 6 de diciembre de 1873.
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Saboreemos algunos poemas de Manuel Acuña.
BREVE POEMA.
INSCRIPCIÓN EN UN CRÁNEO
Página en que la esfinge de la muerte
con su enigma de sombrea nos provoca:
¿Cómo poderte descifrar, si es poca
toda la luz del sol para leerte?
POEMAS DE AMOR DE MANUEL ACUÑA.
POBRE FLOR
«¿Por qué te miro así tan abatida,
pobre flor?
¿En dónde están las galas de tu vida
y el color?
»Dime, ¿por qué tan triste te consumes,
dulce bien?»
«¿Quién?, ¡el delirio devorante y loco
de un amor,
que me fue consumiendo poco a poco
de dolor!
Porque amando con toda la ternura
de la fe,
a mí no quiso amarme la criatura
que yo amé.
»Y por eso sin galas me marchito
triste aquí,
siempre llorando en mi dolor maldito,
¡Siempre así!»
¡Habló la flor!…
Yo gemí… era igual a la memoria
de mi amor.
UN SUEÑO
¿Quieres oír un sueño?…
Pues anoche
vi la brisa fugaz de la espesura
que al rozar con el broche
de un lirio que se alzaba en la pradera
grabó sobre él un «beso»,
perdiéndose después rauda y ligera
de la enramada entre el follaje espeso.
Este es mi sueño todo,
y si entenderlo quieres, niña bella,
une tus labios en los labios míos,
y sabrás quién es «él», y quién es «ella».
SONETO
Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegría
que aquí, si nace, sólo dura un día,
y eso entre sombras, dudas y temores.
Porque en pos de otro mundo y de otras flores
abandonaste esta región sombría,
donde tu alma gigante se sentía
condenada a continuos sinsabores.
Yo vengo a decir mi enhorabuena
al mandarte la eterna despedida
que de dolor el corazón me llena;
que aunque cruel y muy triste tu partida,
si la vida a los goces es ajena,
mejor es el sepulcro que la vida.
MISTERIO
Si tu alma pura es un broche
que para abrirse a la vida
quiere la calma adormecida
de las sombras de la noche;
si buscas como un abrigo
lo más tranquilo y espeso,
para que tu alma y tu beso
se encuentren sólo conmigo;
y si temiendo en tus huellas
testigos de tus amores,
no quieres ver más que flores,
más que montañas y estrellas;
yo sé muchas grutas, y una
donde podrás en tu anhelo,
ver un pedazo de cielo
cuando aparezca la luna.
Donde a tu tímido oído
no llegarán otros sones
que las tranquilas canciones
de algún ruiseñor perdido.
Donde a tu mágico acento
y estremecido y de hinojos,
veré abrirse ante mis ojos
los mundos del sentimiento.
Y donde tu alma y la mía,
como una sola estrechadas,
se adormirán embriagadas
de amor y melancolía.
Ven a esta gruta y en ella
yo te daré mis desvelos,
hasta que se hunda en los cielos
la luz de la última estrella.
Y antes que el ave temprana
su alegre vuelo levante,
y entre los álamos cante
la vuelta de la mañana,
yo te volveré al abrigo
de tu estancia encantadora,
donde el recuerdo de esa hora
vendrás a soñar conmigo…
Mientras que yo en el exceso
de la pasión que me inspiras
iré a soñar que me miras,
e iré a soñar que te beso
OTROS POEMAS DE MANUEL ACUÑA.
LA AUSENCIA DEL OLVIDO
Iba llorando la Ausencia
con el semblante abatido
cuando se encontró en presencia
del Olvido,
que al ver su faz marchitada,
le dijo con voz turbada:
sin colores,
«Ya no llores niña bella,
ya no llores,
que si tu contraria estrella
te oprime incansable y ruda,
yo te prometo mi ayuda
contra tu mal y contra ella».
Oyó la Ausencia llorando
la propuesta cariñosa,
y los ojos enjugando
ruborosa,
«Admito desde el momento,
buen anciano»
le dijo con dulce acento
«admito lo que me ofreces
y que en vano
he buscado tantas veces,
yo que triste y sin ventura,
la copa de la amargura
he apurado hasta las heces».
Desde entonces, Lola bella,
cariñosa y anhelante
vive el Olvido con ella,
siempre amante;
y la Ausencia ya ni gime,
ni doliente
recuerda el mal que la oprime;
que un amor ha concebido
tan ardiente
por el anciano querido,
que si sus penas resiste,
suspira y llora muy triste
cuando la deja el Olvido.
A UN ARROYO
Cuando todo era flores tu camino,
cuando todo era pájaros tu ambiente,
cediendo de tu curso a la pendiente
todo era en ti fugaz y repentino.
Vino el invierno con sus nieblas, vino
el hielo que hoy estanca tu corriente,
y en situación tan triste y diferente
ni aún un pálido sol te da el destino.
Y así en la vida el incesante vuelo
mientras que todo es ilusión, avanza
en sólo una hora cuanto mide un cielo.
Y cuando el duelo asoma en lontananza
entonces como tú cambiada en hielo
no puede reflejar ni la esperanza.
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